La familia Fajardo Carreño, cuya vivienda está incrustada entre las montañas de la vereda Olla Negra, de Galán, vive a diario la adrenalina, que otros consideran como un deporte extremo y por el que incluso pagan los turistas, en este caso ellos deben exponerse a diario a este riesgo inminente porque es la única manera que tienen para salir de su finca y transportar la cosecha.